Café natural, torrefacto y mezcla

Cafe torrefacto

A menudo, cuando se lee alguna cosa relacionada con el café, vemos que en relación al tueste se usan términos como “natural”, “torrefacto” o “mezcla”. Lo cierto es, que a pesar de que pueda parecer una diferencia menor, la calidad resultando varía enormemente.

El café con un tueste natural se caracteriza por el hecho de que, durante el tueste, no se le añade ningún componente, como aditivos o azúcar, al café. Es la técnica más sencilla, pero la que preserva mejor la esencia del café.

El café con tueste torrefacto, en cambio, se obtiene cuando añadimos azúcar al café durante el proceso de tueste (un 15% máximo), hasta alcanzar temperaturas cercanas a los 200º. En estas condiciones térmicas el azúcar se carameliza y se impregna a los granos de café, ennegreciéndolos con una capa superficial brillante con aspecto de quemado. Se trata, además, de una variante del café más amarga, aunque la intensidad del sabor del café no se vea alterada de forma alguna.

Se trata de una técnica desconocida prácticamente en todo el mundo, salvo en países como España, Francia, Portugal, Costa Rica y Argentina, cuyo origen se explica por la creencia, refutada a día de hoy, de que la capa de azúcar caramelizada contribuía al mantenimiento de los aromas y del sabor natural del café durante más tiempo. Lo que consigue, sin embargo, es hacer del café de máquina un brebaje más dulce y menos amargo.

Generalmente, el café torrefacto se consume mezclado con el café natural. Y, precisamente, de eso se trata la variante comercializada con el nombre de “mezcla”.